Unas prácticas con futuro: La experiencia de un amigo en un bufete de Vigo

Cuando Marcos contó que iba a hacer sus prácticas en un bufete de abogados en Vigo, sus amigos lo felicitaron sin pensarlo dos veces. Sabían que llevaba años preparándose para ello, entre clases, exámenes y tardes de biblioteca. Pero también sabían que esta sería su primera experiencia real en el mundo del Derecho, y que no sería fácil. Aun así, él estaba decidido: quería aprender, crecer y comprobar si la vida en un despacho jurídico era tal como la había imaginado.

Desde el primer día, Marcos sintió una mezcla de nervios y emoción. El bufete, situado en el centro de Vigo, tenía un ritmo intenso, con abogados especializados en derecho civil, mercantil y laboral. Aunque su papel como estudiante en prácticas era más bien asistencial, pronto comprendió que cada tarea, por pequeña que fuera, formaba parte del engranaje que hacía funcionar la maquinaria del despacho.

Le asignaron tareas variadas: preparar documentación, revisar expedientes, asistir a reuniones y, de vez en cuando, acompañar a algún letrado a los juzgados. Lo que más le impresionó fue el nivel de detalle y organización que exigía cada caso. Nada quedaba al azar. Aprendió a redactar escritos con precisión, a entender el lenguaje jurídico real y, sobre todo, a valorar el tiempo y la responsabilidad que conlleva representar a un cliente.

A lo largo de las semanas, Marcos se fue ganando la confianza del equipo. Su actitud, siempre atenta y dispuesta a ayudar, no pasó desapercibida. Muchos de los abogados del bufete se tomaron el tiempo de explicarle conceptos, compartir experiencias o aconsejarle sobre cómo enfocar su futuro profesional. Aquella cercanía, en un entorno que imaginaba más distante, fue una grata sorpresa.

Además del aprendizaje técnico, hubo algo que cambió en Marcos durante esas prácticas: la seguridad. Salía cada día del despacho con la certeza de estar en el camino correcto. Ya no era solo teoría; estaba viendo, viviendo y participando de la realidad jurídica.

Ahora que ha terminado sus prácticas, sus amigos notan el cambio. Habla con más convicción, con más claridad. Y aunque queda mucho por recorrer, todos coinciden en que esa experiencia en el bufete de abogados de Vigo ha sido clave. Para Marcos, no fue solo una etapa de formación, sino el primer paso firme hacia su carrera como jurista.